DESTRUCCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN ULTRASOCIAL Y VITALIDAD NUTRICIONAL

Dos tipos de consumidores están bajo la dominación de la actual agroindustria global; los primeros, los consumidores de créditos, tecnologías e insumos para producir los “alimentos” en el medio rural (venenos, fertilizantes, maquinaria, semillas, asistencia técnica y servicios, etc.), con los graves impactos en la salud de los trabajadores y trabajadoras rurales, el medio ambiente, destrucción de la naturaleza y el campesinado (descampesinización); y los segundos, los consumidores de alimentos, transformados por la misma agroindustria, a partir de materia prima producida a gran escala, de pésima calidad y de grandes impactos, principalmente destruyendo la salud, de la gente que alienadamente sobrevive en las grandes ciudades, y que no sabe lo que consume y come en las grandes metrópolis.

Por otro lado, no hay que olvidar que la industria agroalimentaria no produce alimentos, los transforma y los desvitaliza, lo mismo que hacen las grandes superficies, venden y especulan con los alimentos que también no producen ni procesan. A la misma agroindustria, que actúa de forma paralela en los dos renglones territoriales de los agronegocios (campo y ciudad), para nada le interesa que sobreviva alguna organización ultra social en el medio rural o urbano, esto es tomado como un acto subversivo contra un mandato global imperante, donde la orden y el orden económico, es desocupar el campo y producir aglomeraciones de moribundos y enfermos citadinos. Cualquier acto de re-existencia social, tanto en el medio rural como en la ciudad, es inmediatamente reprimido por un sistema oficial opresor,  que constantemente está sometido bajo las condiciones económicas impositivas de los agronegocios; la tendencia del avance de esa estrategia es imperante y genocida, se vuelve política mundial a través de organismos multilaterales, con el beneplácito de la mayoría de los estados incompetentes y caricaturescos que abundan por los gobiernos de nuestra América.

“La agricultura industrial constantemente se encarniza con un comportamiento de furia contra la vida y cualquier organización ultra social que intente sobrevivir, es copia fiel del embrutecimiento que arrastra con su narcisismo académico y vanidad tecnológica”

“Cuando la agricultura orgánica está en manos campesinas, está llena de su capacidad imaginativa para re-existir y hacerse sentir” 

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