En este mundo de antro-post obscenidad, Todo lo queremos comparar con nosotros, como que si nos nosotros fuéramos la referencia universal para ver, sentir, olfatear, tocar, oír y continuar evolucionando, o como si nosotros fuimos los que inventamos el sentido y los sentidos de la vida, y fuéramos la única especie en poseer y disfrutar de una memoria de expresión y expansión únicas, y que no hay otra que pueda existir o manifestarse en otras especies; por ejemplo, cuando nos referimos a un extraterrestre, nuestra imaginación le imprime el mismo formato humanoide desfigurado a la existencia extra, la imaginación no va más allá; lo mismo sucede cuando escasamente vemos en nuestro entorno un árbol o una planta, somos incapaces de poder imaginar cómo se desplazan y se comunican las raíces entre ellas a miles de kilómetros, y como la microbiología directamente o indirectamente entre ellas, o a través de diferentes mensajes hormonales lo realizan o se encargan de construir el tejido de las bio conexiones multidimensionales.
Nos olvidamos que cuando fuimos convidados para que compartiéramos un mismo espacio con las demás especies en este planeta, la antesala biológica para recibirnos, la microbiología ya la había preparado, sin ningún temor de equivocación y desconfianza; pues las leyes de la biología y un buen comportamiento comunitario ya estaban definidos y acordados, como un requisito básico que se debería respetar para el disfrute y continuidad de la vida en armonía, sin colocar en riesgo otra especie, por más diferente que la una fuera de la otra en todos los sentidos y formas. Por lo tanto, no solamente hemos traicionado las normas y los acuerdos previos a nuestra preexistencia en el planeta, sino que queremos decidir impositivamente sobre cualquier tipo de sobrevivencia biológica, sin medir las consecuencias, no solamente para nuestra propia sobrevivencia, como también para otras.
Absolutamente todo lo queremos entender y proyectar, a través de nuestras formas de pensar e imaginario, comparamos todo en la naturaleza con nuestro formato, como si nosotros fuéramos el único molde y única forma de actuar y pensar que existiera sobre la tierra, nos olvidamos de que no ocupamos un lugar especial o privilegiado en el universo, al mismo tiempo que no ocupamos un único lugar en el sistema solar.
No hay que olvidar, la microbiología en el planeta no tiene límites, es muy robusta, supremamente sagaz, y con certeza, una vez la especie humana haya desaparecido, otros biosistemas llenos de procesos bilógicos y otras especies emergentes más inteligentes, se encargaran no solamente de reparar el daño, sino que ocuparan el espacio dejado por la extinta especie, conmemorando una nueva velada por la vida sin la presencia de la intransigencia temporal humana.
“Si no abandonamos los actuales sentimientos de dominación sobre la complejidad de la naturaleza, continuaremos hundiendo el acelerador de la destrucción”
Jairo Restrepo Rivera / Buenos Aire / Dic-2023