“Un mayor o menor ataque a las plantas por los insectos y microorganismos depende de su estado de equilibrio nutricional”. (Francis Chaboussou). Durante años de investigación, Chaboussou comprueba en Francia, que la acción de los venenos utilizados para controlar los gusanos de los racimos de las uvas, así como también los funguicidas, repercutían sobre los ácaros, por intermedio de la planta. Por otro lado, comprobó que los venenos (Principalmente insecticidas, acaricidas, fungicidas y fertilizantes químicos altamente solubles, entre otros), provocan modificaciones en el metabolismo de la planta, resultando en un enriquecimiento de los líquidos celulares o circulantes en azucares solubles y aminoácidos libres. Por lo tanto, los ácaros fitófagos, picadores, chupadores y otros insectos de los tejidos vegetales se encuentran favorecidos en su alimentación. Traduciéndose esto, de acuerdo a las especies en: 1) Aumento de la fecundidad. 2) Aumento de la fertilidad. 3) Aumento de la longevidad. 4) Aumento del número de generaciones. 5) Aumento en la velocidad del desarrollo. 6) Ciclos reproductivos más cortos. 7) Precocidad reproductiva. 8) Más descendientes por generaciones. 9) Aumento de la relación del número de hembras, en relación a los machos. (Más hembras que machos). De la misma forma que los insectos, los hongos son organismos osmotróficos, o sea, que se alimentan de la savia de las plantas, ricas en azucares y aminoácidos libres presentes en los tejidos vegetales. Chaboussou, llama la atención y dice que siempre que hay un fenómeno de ataque de parásitos en los cultivos, hay la existencia del desequilibrio entre dos procesos fundamentales y complejos de la fisiología vegetal: proteo-síntesis y proteo-lisis. Finalmente, Chaboussou en sus diversas investigaciones comprueba, que un factor trófico es el que estaba por atrás del origen de las proliferaciones de los ácaros y otros insectos fitófagos en la parra. A esa estrecha relación de dependencia entre la calidad nutricional de la planta y su parásito, el bautizo de trofobiosis. Con la finalidad de aportar soluciones prácticas, a los diferentes problemas nutricionales que se presentan en el campo; provocados en la mayoría de las veces por la aplicación de venenos y fertilizantes industriales; se presentan algunas formulaciones de biopreparados, no milagrosos, pero si con la esperanza que los mismos puedan contribuir a mejorar la salud de los cultivos afectados. No olvide: Con las prácticas de la agricultura orgánica aquí propuesta, no realizamos milagros, intentamos hacer lo imposible por salir del atolladero descomunal al que las multinacionales han llevado a los campesinos en el mundo, con su modelo de agricultura depredadora y deshumanizante. No es nada fácil la tarea de jugar, con la trama de las diferentes relaciones que existen establecidas y están por suceder en la próxima jugada o movimiento entre los diferentes factores, tanto internos como externos, bióticos o abióticos, o como le queramos llamar, y que afectan sin ninguna duda la nutrición de un cultivo. Actualmente las recomendaciones para la nutrición de una planta, solo pasan por falsos intentos técnicos industriales. En estos momentos con la programación artificial de la nutrición de un vegetal o animal, la incertidumbre es lo más certero y la construcción intencional de la patología por parte de la agroindustria es la confirmación de la realidad en el campo. Adivinar que puede estar sucediendo en la interioridad de un vegetal cundo se encuentra cultivado con la interferencia de una propuesta grosera ante la vida, como es la aplicación de venenos y fertilizantes solubles de síntesis industrial, no es tarea que se pueda lograr. Las relaciones que se establecen entre el suelo y una raíz están, o se encuentran llenas de una encrucijada o una trama, principalmente viva, imposible de un limitado científico adivinar, pues cuando se hace una recomendación para conducir la nutrición de un cultivo, son más las posibilidades de errar que acertar. Decidir desde la frialdad cruel y desde la síntesis química el futuro de un ser vivo, es algo que solamente la brutal mentalidad de algunos individuos de la especie humana es capaz de pensar, programar y ejecutar para lucrar. Para intentar ver más allá de los agujeros negros, el primer requisito que debemos cumplir, es reconocer que los mismos existen. Así debería ser cuando pretendemos dirigir y decidir sobre la nutrición de un cultivo, deberíamos reconocer la imposibilidad de saberlo todo y limitaciones que tenemos; es aplicar la flexibilidad al concepto del conocimiento, donde todo lo que tenga que ver, principalmente con el movimiento en el entorno de la vida y la nutrición de una planta está por suceder en el paso siguiente de su transformación biológica. Intentemos jugar, la convocatoria para la partida está hecha, el cuadro del ajedrez genético con el que pretendemos jugar está lleno de millones de piezas, con diferentes características funcionales, dinámicas y sistémicas, el proteoma danza; los genes interactúan con su entorno y el entorno marca nuevas relaciones entre ellos, es la endosimbiosis de la vida que tanto nos mencionó Lynn Margulis en sus escritos. Surge la pregunta, la de siempre, quien será el vencedor o ganara la partida. Nos atrevemos a opinar, la vida de forma natural no surgió como un juego donde existe el derrotado y el ganador, el milagro de la vida surgió con la cooperación, donde el uno puede estar en parte o totalmente integrado dentro del otro, para dar el próximo paso para los continuos; donde el unicelular se convierte en el pluricelular. Así es la nutrición, siempre que la intentamos, estamos construyendo la nueva incertidumbre. La nutrición de un cultivo está llena de micro y macro movimientos tanto en la interioridad como en la exterioridad de una planta, la próxima jugada en el cuadro de ajedrez nutricional puede ser un nuevo biopreparado que tengamos que ir ajustando en la medida que lo experimentemos y seamos flexibles para romper con la rigidez de querer transformar en una cosa sólida, lo que es infinitamente blando por naturaleza. Atrévase a remontar el cuadro del ajedrez nutricional de su cultivo, participe de la próxima jugada, por lo menos intente entender que significa la des-acomodación de una pieza, el sacrificio y el descarte de otra; si no lo hace, el mercado lo hará, será nuevamente estafado con la ilusión de estar comprando la pieza que le faltaba o el insumo milagroso perfecto. Con los ejemplos de biopreparados que abajo colocamos a su disposición juegue, es algo que puede hacer y pasar a entender, es algo que ayuda a reconducir al ser humano a ser humanamente sensible. Participe, defienda lo bello, lo naturalmente combinado o mezclado para que nosotros tuviéramos la posibilidad de existir. La fórmula para reconquistar la posibilidad de ser una agricultura o un agricultor libre, está en sus manos, no se encuentra disponible en las vitrinas de insumos agropecuarios, de la misma manera que la salud no se encuentra disponible en los hospitales, ni en las manos de médicos con medicamentos. “Solamente cuando estemos convencidos y nos demos cuenta que la vida y la nutrición de las plantas es una parte mucho más dinámica de la geo fisiología de lo que sospechábamos, es que podemos avanzar” Avancemos; manos a la obra, el bio tablero está montado, atrévase a mover las piezas, puede comenzar, haga sus biofertilizantes, la jugada está en sus manos y puede intentar cuantas veces usted lo desee. Biofertilizantes para el restablecimiento de la nutrición mineral y biológica de cultivos, bloqueada por la aplicación de los venenos y fertilizantes químicos solubles de la agricultura industrial. 1. Biofertilizante para restablecer la nutrición general y estimular el desarrollo vegetativo de diferentes cultivos Ingredientes: 2 kilos de sulfato de zinc. 3 kilos de sulfato ferroso. 2 kilos de sulfato de manganeso. 500 gramos de sulfato de cobre. 50 litros de suero. 10 kilos de microorganismos nativos del bosque sólidos. 20 litros de melaza de caña de azúcar. 5 litros de EM nativos o territoriales o locales. Una funda de tela de algodón. Agua hasta completar un volumen de 180 litros, en un recipiente de plástico de 200 litros de capacidad. Preparación: Se prepara en el recipiente de plástico de 200 litros de capacidad, en el, se mezclan los 50 litros de suero con 50 litros de agua y 10 litros de melaza disueltos; después se colocan en suspensión los 10 kilos de microorganismos nativos del bosque, en una bolsa o funda de tela de algodón o de fibra; luego se tapa la mezcla de forma anaeróbica tipo Súper Magro y se deja en reposo durante 4 días. Después de los 4 días de fermentación, se abre el recipiente y se le agregan los sulfatos los otros 10 kilos de melaza de caña disueltos en 20 litros de agua junto con los 5 litros del EM nativo o territorial. Se termina de completar el volumen del recipiente original con agua, teniendo el cuidado en dejar un espacio de 10 a 15 centímetros entre la tapa y el líquido; se cierra el recipiente con la mezcla de forma anaeróbica, tipo Súper Magro y se deja en reposo definitivo por 30 días, para después comenzar sus aplicaciones en los cultivos. Aplicación: Regularmente en la mayoría de los casos se recomiendan aplicaciones que pueden variar entre un 2 y 3%; o sea, se mezclan en 100 litros de agua de 2 a 3 litros del biopreparado. Este producto es recomendado de forma general para todos los cultivos. En muchos casos, donde el bloqueo de los elementos en el suelo sea muy drástico, debido a los impactos de la agroquímica, es recomendable agregarle a la mezcla de la aplicación, de 2 a 4 litros de caldo sulfocálcico. 2. Biofertilizante para reactivar la nutrición, formación y desarrollo de frutos por causa del bloqueo de elementos. Ingredientes: 6 kilos de sulfato de potasio. 3 kilos de sulfato de calcio o yeso agrícola. 2 kilos de bórax. 200 gramos de molibdato de sodio. 50 litros de suero. 10 kilos de microorganismos nativos del bosque sólidos. 20 litros de melaza de caña de azúcar. 5 litros de EM nativos o territoriales o locales. 1 kilo de fosfitos. Una funda de tela de algodón o fibra. Agua hasta completar un volumen de 180 litros, en un recipiente de plástico de 200 litros de capacidad. Preparación: Se prepara en el recipiente de plástico de 200 litros de capacidad, en el, se mezclan los 50 litros de suero con 50 litros de agua y 10 litros de melaza disueltos; después se colocan en suspensión los 10 kilos de microorganismos nativos del bosque, en una bolsa o funda de tela de algodón o de fibra; luego se tapa la mezcla de forma anaeróbica tipo Súper Magro y se deja en reposo durante 4 días. Después de los 4 días de fermentación, se abre el recipiente y se le agregan los sulfatos, las sales de bórax y molibdato de sodio, el fosfito y los otros 10 kilos de melaza de caña disueltos en 20 litros de agua junto con los 5 litros del EM nativo o territorial. Se termina de completar el volumen del recipiente original con agua, teniendo el cuidado en dejar un espacio de 10 a 15 centímetros entre la tapa y el líquido; se cierra el recipiente con la mezcla de forma anaeróbica, tipo Súper Magro y se deja en reposo definitivo por 30 días, para después comenzar sus aplicaciones en los cultivos. Aplicación: Regularmente en la mayoría de los casos se recomiendan aplicaciones que pueden variar entre un 2 y 3%; o sea, se mezclan en 100 litros de agua de 2 a 3 litros del biopreparado. Este producto es recomendado de forma general para todos los cultivos. En muchos casos, donde el bloqueo de los elementos en el suelo sea muy drástico, debido a los impactos de la agroquímica, es recomendable agregarle a la mezcla de la aplicación, de 1 a 2 litros de caldo sulfocálcico.
