Pérdida de Sensibilidad y Ganancia de Torpeza

Hoy técnicos de las ciencias agrarias, en su cotidianidad hacen una interpretación conformista del mundo. Obedecen a modos implantados de percibir y de juzgar, como si fueran obvios. Esta conducta conformista es encarnada por ellos como una marcha académica obligatoria, donde desde las universidades e instituciones, se les dicta como deben actuar, percibir, juzgar, obedecer, repetir, sentir, memorizar y pensar, si es que lo logran; en ellos está totalmente excluido un estado de ánimo esperanzador, no son capaces de sostenerse por sí mismo; sus orientaciones tecnológicas no ofrecen ninguna coexistencia con el mundo exterior y menos con lo fundamental para nuestra existencia, la microbiología del suelo. Han perdido totalmente el horizonte habitual de la comprensión y del sentido común, renuncian contantemente a todas las posibilidades naturales para la convivencia y dar orientación a la existencia; en ellos lo posible y la pasión por lo nuevo están ausentes. Lo totalmente diferente tiene las puertas cerradas, no son capaces de establecer ninguna otra relación de amistad, amor y solidaridad con el otro, no crean comunidad; pues el sentido para captar lo posible y desatar la pasión por lo distinto, no hacen parte de su contenido existencial. Las técnicas les provocan angustias, torpezas y les sofoca la sensibilidad por el conocimiento. Sus recomendaciones son obtusas, deprimentes, paralizantes, por no decir o llamarlas de inanes.

“En el presente, el que no se atreve a soñar, no será capaz de generar algo nuevo, no agudiza los sentidos para percibir lo que aún no existe, no será capaz de descubrir el entusiasmo y la fuerza de la pasión que originan lo posible, y en lo que podría existir a partir del significado de lo que tenemos”

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