AGRICULTURA ORGÁNICA: MÁS ALLÁ DE UNA ENTREVISTA

Hace uno días desde Argentina, me solicitaron grabar las respuestas que daría a una serie de preguntas relacionadas con el tema de la agricultura regenerativa, como muchos académicos acostumbran  llamarla. Aunque acepté el desafío, me propuse responderlas de una manera diferente, a la forma coloquial como la que se acostumbra a dar respuestas a muchos interrogantes, para los cuales las personas que los hacen, pueden o esperan respuestas muy precisas o lineales. Debido a que percibí, que la temática abordada en el cuestionario, es de interés público, preferí el camino de respuestas amplias y abiertas, con la finalidad de poner ese abordaje en el debate general y en la voz de las  mayorías, a las cuales es inherente la temática, no solamente sobre la producción de los alimentos, sino como los mismos son producidos, con una tecnología que coloca o no en riesgo la salud, tanto de las personas del campo como de los consumidores. Finalmente, para escribir este pequeño ensayo, me tome el atrevimiento de conjugar las palabras claves, sobre las cuales oscilaba cada una de las preguntas que me formularon desde ese hermano país, son ellas: Vinculación de la cosmovisión y la ancestralidad con la agricultura regenerativa; colonialismo y negacionismo; agricultura regenerativa; discusión sobre una mirada antropocéntrica y académica de los modelos productivos hegemónicos; principio y objetivo de la agricultura regenerativa.

La cosmovisión:

Entiéndase como cosmovisión la manera de nosotros interpretar el mundo. En la actualidad esa manera de interpretar el mundo se ha convertido o ha sufrido una deformación o deterioro de acuerdo a una serie de intereses totalmente antropocéntricos (antropo/obscenos).

Cuando relacionamos el concepto de la cosmovisión con el actual modelo de agricultura industrial, él ha perdido la estructura para relacionarse con la vida y todo el conjunto de mitos con la intensión de explicar de una forma fantástica los orígenes de un mundo en el cual estamos inmersos. Una expresión de una relación natural de los humanos o las sociedades con sus diferentes dioses creados por ella, y una especie de orden jerárquico del universo y su entorno ha sido usurpado. Esa usurpación comienza con negar todas las estructuras de una vida comunitaria que siempre agrupo un conjunto imaginario a partir del cual siempre vincularon su existencia y manera de producir en paz con la naturaleza y no en conflicto con ella.

En el medio de las comunidades rurales que todavía resisten o sobreviven en el campo, la posibilidad de poseer una interpretación propia de la naturaleza para intentar explicar el origen de la vida, así como todo lo que existe y el propio universo; de forma gradual y sistemática, la agroindustria con la imposición tecnológica lo va erosionando, deshumanizando y finalmente destruyendo, con el único propósito de someter el campo y la tierra a una hegemonía liderada por un capital, no solamente destructor y arrasador de tierras agrarias sino también de la vida.

Lo que soñamos y deseamos con la agricultura orgánica que planteamos, es reconectar todos los elementos del cosmos desde lo individual y colectivo, teniendo como referencia la naturaleza, con el objetivo de provocar el menor impacto para producir de una manera más justa y solidaria los que necesitamos, sin la necesidad atragantarnos y perder la sensatez, donde se caiga en cuenta, que para disfrutar la vida no es necesario destruirla por la avaricia y la acumulación sin límites. Esa conexión significa considerar la complementación, lo reciproco, lo sagrado, el corazón, lo espiritual y el compartir lo básico que sustenta la vida, una alimentación sana.

“En los bosques suceden de forma infinita procesos que no está a nuestro alcance poder detectarlos y contemplarlos por completo; inclusive, muchos fenómenos se escapan a los límites de nuestra imaginación; cosas que suceden a cada instante de forma natural, no están para nuestras interpretaciones y conclusiones académicas”

La ancestralidad:

La agricultura orgánica y su relación con la ancestralidad o lo ancestral, es todo lo que está vinculado o tiene que ver con nuestro pasado o parentesco y con todo lo que se cree que haya existido y lo que todavía existe.

Por lo general, se vincula la agricultura con el neolítico, periodo de la historia humana en el que apareció y se generalizó la agricultura y el pastoreo de animales, dando origen a las sociedades agrarias. A partir de esas previas consideraciones muy limitadas de la historia de la agricultura a través del tiempo, y que en parte no comparto. La agricultura que proponemos es el reconocimiento a los saberes, al respeto por los rituales y la forma cultural de concebir las cosas en el entorno y dentro de los tiempos de la naturaleza y espacios culturales; entre ellos la profundidad por la etnobotánica, y la relación directa con el uso y aprovechamiento de las plantas, con el desarrollo de los saberes centrados principalmente en la herbolaria o la medicina natural; y la influencia de la luna en la agricultura,  entre otras actividades de contemplación e imaginación, de un pasado que no ha pasado y que en algunos lugares todavía se mantiene esa forma diferente de concebir el universo. Por otro lado, lo ancestral también recoge la paciencia que los pueblos han tenido para transmitirnos de una forma oral, el conocimiento alcanzado por centenas de años a partir de su relación directa con los bosques, los animales y la forma de concebir la protección de la tierra, como elementos vitales para la continuidad de la vida. La ancestralidad es la referencia de una sabiduría con maestría, en la cual, en muchas oportunidades en ella podemos encontrar las soluciones más sensatas a una problemática aparentemente muy compleja.

“En manos de cada campesina, campesino, indígena, afrodescendiente o cimarrón, hay una percepción de lo que existe, basada en la experiencia y observación de los hechos, donde solamente lo empírico los hace libres, permitiéndoles avanzar con las tareas del día a día, de forma tranquila, sin la preocupación de querer construir supuestas verdades académicas absolutas, muy limitadas. Ellos y ellas en el medio rural y en los bosques, son universales, son la viva voz de la sabiduría y la práctica, del contacto directo con la realidad”

El colonialismo y negacionismo:

En esta misma dirección o sentido, abordamos como el proceso de colonización negó los saberes inherentes a los pueblos sobre la tierra, en la medida que el colonizador intento arrasar con todas las costumbres y culturas existentes en los lugares donde arribaron, no con la finalidad de aprender a contemplar una relación diferente de convivencia con la naturaleza y en paz con los habitantes, donde premeditadamente se proponían llegar. No hay que olvidar que la finalidad de todos los colonizadores que partieron, principalmente desde España, buscaban el sometimiento de los pueblos originarios de nuestra América, desde que comenzaron su viaje, tenían de forma predeterminada y muy clara, que era lo que venían a buscar, por supuesto, la riqueza natural de nuestro continente, donde no solamente el arma fue el crimen, el sometimiento, la mentira y el saqueo, sino que el avasallamiento fue la voz que ordenaba hacer desaparecer cualquier resistencia que le hiciera frente al colonizador y matón.

Entonces aquí nos encontramos con el deber de analizar dos situaciones concretas, las cuales no podemos negar, la primera de ellas, el reconocer un hecho histórico y evidente, en el que fuimos avasallados y totalmente negados por los colonizadores como una cultura pre existente y superior a la del colonizador, muy rica en todos los sentidos, incluyendo desde la cultura de los nativos, así como la riqueza natural del lugar geográfico donde se encontraban; la segunda situación pasa, por reconocer que hay un hecho histórico, que actualmente se reconstruye o se renueva a partir de un pensamiento irracional, el cual consiste en negar o no aceptar la realidad, del papel que juega la imposición de un dominio hegemónico a partir de la agricultura de los commodities en nuestro continente, donde nuevamente, la práctica del avasallamiento se repite, donde lo único que cambia no son los instrumentos o armas de imposición y dominación, sino que también cambian las estrategias para una ocupación geopolítica y militar, territorialmente más amplia, donde la consigna es única, tragarse el globo con toda su población.

Por otro lado, para comprender los principios de la agricultura orgánica, es necesario librarnos de los viejos paradigmas académicos que nos han atrofiado la compresión de lo nuestro, como el clima y nuestra cultura. Es necesario re habitar, nutrir y abordar la interioridad de lo humano, lo cual nos permitirá alimentar la esperanza de lograr poseer rostro propio. Donde no nos cueste imaginar lo de antes, una naturaleza diversa, evolucionando en paz con el entorno vivo del universo. Respetando todas las formas y bio transformaciones, tanto individuales como colectivas, donde la apropiación de los conocimientos a una escala tecnológica, no sea para la destrucción, la negación y el sometimiento, por un modelo dictado por las grandes corporaciones colonizadoras del mercado global.

“Antiguamente, tanto colonizadores como usureros y piratas, solo se preocuparon por concentrar su pillaje en el oro. Ahora el precioso metal transciende de color, y la codicia gravita entre el negro de las huellas de la vida en la tierra (el humus), el verde de los cultivos sanos y la energía vital del agua”

Una mirada académica y antropocéntrica sobre los modelos productivos hegemónicos:

Hoy en día, el objetivo geopolítico y militar del capitalismo consiste en concentrar la propiedad de la tierra, no importa el lugar del planeta a donde haya que ir a buscarla, a cualquier costo e independiente de quienes la habitan o son sus propietarios (familias campesinas, indígenas, afrodescendientes, productores nacionales o el Estado). Las reglas del avasallamiento son claras para los emprendimientos de la banca financiera internacional, con el beneplácito de la corrupción que campea por el planeta. Se pretende un dominio global para la producción de alimentos.

La estampida por producir la comida de otros en tierras de otros, es la lógica de los cultivos commodities. Alimentos básicos, tierras sin costo y mano de obra esclava: negocio lucrativo de las corporaciones, tanto financieras como de la industria que procesa cualquier materia prima para venderla como objeto, semejando comida sana, sin importar su calidad ni su impacto sobre la salud de quienes la consumen.

Las ventajas comparativas de tener un clima multidiverso y contar con el privilegio del sol todos los días, todo el año, para sostener de forma constante la fotosíntesis y hacer más eficiente el rendimiento de los cultivos, hacen más apetecibles estas tierras, que despiertan la voracidad del imperio agro alimentario.

Las mejores tierras para mega-proyectos están entre los trópicos de cáncer y capricornio, y una gran franja abarca a Nuestra América, África subsahariana y parte de Asia, territorios escogidos para el acaparamiento de tierra y el desplazamiento masivo de personas del campo hacia la periferia de los centros urbanos, donde dejan de producir comida, para volverse consumidores de productos de pésima calidad o para ir camino a la mendicidad o la criminalidad.

Estas mega-inversiones toman en cuenta la ubicación geográfica de las tierras y sus características. Deben ser fértiles y de preferencia conectadas por vía terrestre y accesibilidad a puertos marítimos; y posibilidades de disponer de agua las 24 horas del día, sin costo y con acuíferos o agua subterránea; condiciones climáticas que permitan más de una cosecha al año, para máximo rendimiento por metro cuadrado de monocultivo. Algunas tierras de referencia deben ser vírgenes, con o sin bosques y de preferencia planas. Que los suelos sean de formación profunda, ricos en microbiología y si son de origen volcánico o con presencia de elementos tierras raras, mejor. En busca del dorado verde, las corporaciones valoran también la posibilidad de hacer explotación paralela de minería. Los objetivos: deforestar, arrasar, quemar, cosechar, agotar, negociar, especular, estafar y marchar hacia nuevos territorios. A la vez, los Tratados de Libre Comercio, TLC, están por encima de toda persona, comunidad, pueblo, estado o nación; inversionistas extranjeros son los nuevos amos y señores de las mejores tierras agrícolas y de quienes quedan allí resistiendo y habitándolas.

Cada año, millones de hectáreas se desocupan a través de violencia, engaños, masacres y deudas, para atender las exigencias de estos grandes inversionistas de commodities en tierras alquiladas, a precios simbólicos, en ocasiones con el Estado, principal práctica del continente africano; en Nuestra América, con un gran poder de las corporaciones agroalimentarias en Brasil y Argentina. Capitalismo gangsteril, lo llama Gilberto Tobón en Colombia.

 “Una tierra arrasada por imposición de agro commodities significa una humanidad desarraigada y despojada de lo básico para vivir con dignidad”

En estos continentes escogidos, los gobernantes manejan el Estado como negocio privado. A nadie se consulta. Solo se informa del nuevo señor de las tierras y amo de los sometidos. Cualquier voz es silenciada. No hay explicaciones ni debate, nadie sabe nada y muchos no quieren saber por miedo a ser asesinados. Los contratos no son públicos. Leasing agrícola es el disfraz; en realidad, acaparamiento de tierras para monopolios agroindustriales. La subasta de la Amazonia es un buen ejemplo, así como las tierras localizadas sobre una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta, el acuífero Guaraní, entre Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, a donde sus pampas fueron convertidas principalmente en monocultivos de soja y maíz transgénico.

Bajo esa lógica, el agro es un verdadero casino de especuladores y las bolsas de valores de Chicago o New York se tornan salas de delitos contra la humanidad. Especulan y manipulan los capitales, las necesidades y la disponibilidad de comida; a semejanza de las grandes superficies, centros de usura que ofrecen y venden lo que no producen y nunca presentan pérdidas como los campesinos y productores, llamados pomposamente proveedores de alimentos; en realidad, proveedores de la riqueza de traficantes de alimentos que ofrecen y venden sin correr ningún riesgo.

“La tierra nunca le ha quitado algo a alguien, su viva geo historia, siempre ha consistido en preparar las condiciones precisas del medio, para albergar y cobijar el milagro transformador de la vida”

¿Qué es una agricultura orgánica o regenerativa?:

Independientemente como se le quiera llamar, una agricultura orgánica o regenerativa, es aquella donde cada unidad productiva agropecuaria, debe ser trabajada como un organismo vivo integral y de acuerdo a sus limitaciones, habilidades y al potencial o la capacidad carga y habilidad de su suelo para recuperarse, agua, clima y economía local, sin olvidar que todos los agricultores tienen una historia tradicional de adopción por cada “Nueva” técnica que se quiera introducir, adaptar o promover en sus parcelas. Lo que se hace que la agricultura orgánica o regenerativa sea diferente de la agricultura convencional o de la revolución verde, es el enfoque y el arraigo de la gente por el campo, no los métodos y las técnicas aplicadas específicamente en la producción de los alimentos.

Finalmente, para comprender los principios de la agricultura orgánica, es necesario liberarnos de los viejos paradigmas académicos que nos han atrofiado la compresión de lo nuestro, como nuestro clima y nuestra cultura. Es necesario re habitar, nutrir y abordar la interioridad de lo humano, lo cual nos permitirá alimentar la esperanza de lograr otra vez poseer rostro propio. Donde no nos cueste imaginar lo de antes, una naturaleza diversa, bio ecoevolucionando en paz con el entorno universal. Respetando todas las formas y bio transformaciones, tanto individuales como colectivas, donde la apropiación de los conocimientos a una escala tecnológica, no sea para la destrucción y sometimiento, por un modelo dictado por las grandes corporaciones del mercado global.

“Las necesidades para el desarrollo de una agricultura sostenible no son solo ecobiológicas o técnicas, sino que también son socioculturales, económicas y políticas. Es inconcebible promover cambios ecológicos en el sector agrícola y pecuario, sin la defensa de cambios comparables en las áreas correlacionadas de la sociedad. El factor fundamental necesario para el desarrollo de una agricultura orgánica o regenerativa, es un ser humano desarrollado en coexistencia con la naturaleza y no de confrontación con ella”

¿Cuál es el objetivo de la agricultura orgánica?

Nada fácil tratar definir o escribir en un solo renglón, o resumir con un solo objetivo, lo que se entendería como la agricultura orgánica o regenerativa. Los objetivos son múltiples o heterogéneos, pero al mismo tiempo son muy flexibles, en ellos nada puede ser predeterminado, de la misma forma que la recomendación de una tecnología no es, una recomendación inmodificable y precisa; pues las condiciones del espacio y el tiempo son dos factores para que los objetivos que se puedan plantear para un lugar, sean bien diferentes a los que se plantearían para otro espacio productivo, lo mismo sucede con el orden o la prioridad para la propuesta de los mismos; sin embargo, lo que si podemos plantear como respuesta a esa pregunta, es plantear algunos objetivos amplios, que deben ser considerados o no, para el desarrollo de una propuesta de una agricultura orgánica o regenerativa.

 Objetivos generales para el desarrollo de una Agricultura Orgánica o regenerativa:

  1. Defender la vida sin límites de fronteras, de todos los factores que la coloquen en riesgo.
  • Producir alimentos sanos, libres de venenos, sin contaminar el medio ambiente y destruir la naturaleza, eliminando todos los insumos y prácticas que los perjudiquen.
  • Producir alimentos económicos en abundancia, accesibles a todas las poblaciones, nutricionalmente en armonía y bajo costos.
  • Reducir al máximo la dependencia de insumos externos de los agricultores, además de desarrollar y apropiarse de una tecnología, apropiada, adecuada y apropiable a sus parcelas.
  • Promover la estabilidad de la producción de una forma energéticamente sostenible, económicamente viable y justa.
  • Buscar la autosuficiencia económica de los productores y de las comunidades rurales (autogestión), reduciendo los costos de producción, preservando y mejorando los recursos básicos que poseen.
  • Trabajar con la conservación, la biodiversidad genética y el comportamiento natural de los ecosistemas; en ningún momento trabajar contra ellos.
  • Trabajar la integralidad de los sistemas biogeoquímicos y respetar sus interrelaciones con el medio ambiente, en todos los procesos de la producción. Dejando de ver la tierra como una mina inagotable de elementos minerales y como un bolsillo donde no hay fondo.
  • Recuperar, conservar y potencializar la fertilidad de las plantas y la nutrición del suelo.
  1. Trabajar con la recirculación y evolución de los nutrientes minerales y conservar la materia orgánica, pues en los trópicos, es mucho más fácil la tarea de conservar la materia orgánica que se produce localmente, que tratar de reponer la materia orgánica que se pierde. Sol, Sombrero (cobertura) y Suelo.
  1. Buscar una mayor utilidad del potencial natural, productivo, biológico y genético de las plantas y animales; lo que se traduce o significa, la genética lo más próximo de la realidad local.
  1. Comprender y trabajar las unidades productivas de acuerdo a sus limitaciones y al potencial de su suelo, agua, clima y economía local; logrando buscar el tamaño más eficiente de la unidad de producción de forma diversificada, buscando la felicidad interior.
  1. Asegurar la competitividad de la producción de alimentos, inicialmente y de preferencia disponible para en mercados locales, para después buscar las alianzas regionales y nacionales e internacionales, acompañadas de los parámetros de cantidad, calidad, transparencia y honestidad.
  1.  Aprovechar todas las ventajas comparativas sociales, culturales, económicas, ecológicas y agrotecnológicas que ofrecen los sistemas orgánicos de producción frente a los constantes fracasos de la agricultura convencional, paran construir un verdadero desarrollo sostenible centrado en las capacidades humanas en el medio rural.

“La revolución verde para los agricultores representó mecanización, fertilizantes y venenos, consideró el suelo como un insumo más. NO implicó considerar la tierra como un organismo vivo, a los vegetales como alimentos que deben ser sanos y a los trabajadores y trabajadoras agrícolas y sus familias como constructores de una riqueza que no pueden ni deben pagar con su salud y sacrificio de su dignidad y felicidad” Jairo Restrepo Rivera/Noruega verano del 2022.

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